Las personas tenemos la impresión de que las cosas están situadas en un lugar y tiempo concretos. Sin embargo, no todo es como parece. La física clásica se encarga de explicar los fenómenos que acontecen al mundo macroscópico, sin embargo la física cuántica nos muestra el mundo de lo pequeño, es decir, todo aquello que pasa desapercibido ante nosotros.
Os vamos a proponer algo, una especie de reto. A ver si sois capaces de calcular cuántas veces se pasan el balón los jugadores del equipo blanco.

Sí, la respuesta correcta es 15 pases. Ahora nos gustaría que volvierais a mirar el vídeo a ver si notáis algo extraño…
Es posible que muchos de vosotros os hayáis dado cuenta a la primera. Sin embargo estamos convencidas de que a otros muchos os ha ocurrido lo mismo que nos pasó a nosotras la primera vez que lo vimos. El ser humano apenas es capaz de percibir ciertas cosas a no ser que preste mucha atención y es que a diario suceden ante nosotros miles de cosas que no creeríais.

Según la física clásica, podemos conocer la velocidad, la posición y la aceleración de diversos cuerpos con respecto a un tiempo, sin embargo para la física cuántica todo esto es relativo ya que cada cuerpo tiene cierta probabilidad de que esas magnitudes sean realmente así.
Ambas son complementarias, puesto que hay ciertos aspectos de la física cuántica que no podemos entender sin la ayuda de la física clásica.

Todo esto lo podéis comprender mejor con un ejemplo:
Imaginad que tenéis un dado (sí, un dado) y os encontráis jugando al parchís. Ahora es vuestro turno, os toca agitar el cubilete y comprobar cuál es la cara que está marcando el dado. Pues bien, según la física cuántica, en el instante previo a que vosotros destapéis el cubilete, las seis caras del dado están coexistiendo a la vez. Por tanto, el dado está marcando las seis caras al mismo tiempo puesto que la probabilidad de que el dado marque una cara u otra es exactamente la misma. Justo cuando levantamos el cubilete es el dado quien decide qué cara marcar.

El misterio de la física cuántica nos fue revelado hace unas semanas cuando asistimos a una conferencia en la CAM llevada a cabo por la Doctora en Óptica Cuántica por la Universidad de Barcelona (UAB) Sonia Fernández Vidal. A sus 33 años de edad ha trabajado durante siete años en el CERN, European Organization for Nuclear Research, que reside en Ginebra, Suiza. Como sabemos aquí fue donde se fabricó la primera bomba atómica y donde recientemente se ha especulado sobre la posibilidad de que los neutrinos (partículas cuya masa es inferior a la de un átomo) hayan superado la velocidad de la luz.

Esta doctora trató de explicarnos que la física cuántica es algo antiintuitivo, que sólo se da en el mundo microscópico y por tanto no es algo evidente para el ser humano. Es más, los valores se alteran en el momento en el que exista un observador, puesto que cualquier partícula para ser estudiada ha de ser previamente analizada por sensores. Su presencia hará siempre que los valores que se obtengan no sean reales.

A lo largo de los años hemos ido avanzando y descubriendo que al igual que Harry Potter disponía de una capa de invisibilidad diversos científicos han sido capaces de fabricar materiales invisibles y que hoy en día se ha conseguido teletransportar, como sucede en la película Jumper, partículas muy pequeñas de un lugar a otro. La física cuántica nos ayuda a creer que todo esto no es sólo ciencia ficción y que, como decía Arthur C. Clark:

«Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia»

Carmen Muñoz Ezcurra y Andrea Ballester Navarro.
Muchas gracias.

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