Está demostrado que los jóvenes pasamos más tiempo del que deberíamos pegados a una pantalla revisando nuestras redes sociales, ya sea con la Tablet, el ordenador o el móvil.
¿Pero qué es lo que las hace tan adictivas? El querer saber de la vida de los demás, es el factor principal, pero recibir la aprobación de los demás con los ‘‘Me Gusta’’ o los comentarios cuando posteamos algo a todos nos agrada. Por lo que se vuelve adictivo. Además, en las redes sociales solamente se muestra lo positivo y maravilloso de nuestras vidas, por lo que ver la versión que más apreciamos de nosotros mismos proyectada en una pantalla y que los likes sigan aumentando produce una sensación de satisfacción que hace que sigamos subiendo contenido.
En el caso de WhatsApp las confirmaciones de lectura (más conocidas como ‘‘tick azul’’), la última conexión o el ‘‘escribiendo…’’ se han convertido en la obsesión de muchos. Las confirmaciones de lectura sirven para que la otra persona vea que efectivamente lees sus mensajes, pero si tardas más de un tiempo determinado en contestar después de leerlo (como una ley no escrita) se sentirá ignorada y se molestará contigo. La inmediatez nos está volviendo obsesivos con algo que realmente no tiene demasiada importancia. Si por mí personalmente fuera, estos factores no existirían, crean conflictos estúpidos e innecesarios.
Todo en exceso es malo, está demostrado, y las redes sociales no iban a ser una excepción. Nos volvemos adictos a todo lo que nos produce un estado de bienestar y es obvio que las RRSS lo hacen.
Quizá nuestros padres tienen más razón de la que nos gustaría admitir cuando nos dicen que estamos todo el día pegados a la maquinita.
