En contra de saber.

¿Cuántos alumnos de bachillerato pueden haber ahora mismo preguntándose sobre la utilidad de las asignaturas que cursan? Bueno, yo os lo puedo decir con la certeza de lo que vivo: la mayoría de ellos. Quizás esto lleva a cuestionarse qué porcentaje tienen de razón los que están en contra de que se den algunas asignaturas.

Os pongo un ejemplo que os sonará, desgraciadamente: la historia. ¿De verdad creéis que alguien puede llegar a los 18 años sin saber qué ha sido del pasado cuyas consecuencias está viviendo? O, si formulo mejor la pregunta, ¿De verdad creéis que debe hacerlo? El mundo es lo que hemos vivido, esto sí que puedo ilustrároslo bien:

Esta es una imagen de la manifestación de Francia que apoyaba la libertad de expresión (los carteles dicen: «Je suis Charlie»). ¿No os suena de antes? porque yo en cuanto lo vi estaba por gritar «¡a las barricadas chicos,viva Francia!» y es que sí somos lo que hemos vivido, Francia es un país en el que la libertad es más importante que su propia vida. Porque se la ganaron a pulso los revolucionarios en su momento.

(Cuadro de la Revolución Francesa)

Y yo esto lo sé porque he estudiado historia, y porque me ha interesado, ¿acaso si a un negado de la asignatura le cuentas la Primera Guerra Mundial no le interesa? ¡Por favor! Lo que no le gustará será aprendérsela.

Lo mismo pasa con filosofía, los descubrimientos se hacen gracias a la gente que se hace preguntas, a la gente que va más allá del llamado «Pan y circo» de los romanos. ¿De verdad podéis pensar que una asignatura que fomenta la capacidad de un alumno para preguntarse sobre el mundo y querer saber más de lo que ‘se debería’ saber, es inútil? ¡Lo que será inútil es que el alumno se aprenda algo que no entiende!

Y ahí es donde quiero llegar, asignaturas como historia o filosofía pueden llegar a gustarle a todo el mundo, y son esenciales para nuestra vida, pero quizás la mejor manera de impartirlas no es plantar a los alumnos un libro en la mesa y decirles «memorizad».

Para resolver este problema podemos incluir al gobierno, a los profesores que se limitan a leer el libro (los que, como creo que se nota, he tenido la suerte de no tener) o a todo el mundo que te dice que saber calcular el momento de una fuerza te va a ayudar más que filosofía.

No me gusta señalar a nadie, pero lo siento por esa gente, siento que se queden con lo que les dan y que no quieran ir más allá, siento que no lleguen a aprender lo que a mí me ha dado tanto, siento que no aprendan de las personas que me han hecho ver que pensando se hace mucho más que actuando sin pensar. Lo siento mucho, de verdad.

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