La espiral infinita.

 

Tendemos a fijarnos una meta, trazando con ella un camino . Desconocemos los obstáculos que componen esa trayectoria, y quizás, esto sea lo que más nos preocupa de ella y hace que nos rindamos.

Relacionamos lo que vale, con lo difícil, y por eso nos sobra lo fácil. Una meta debe tener un fin satisfactorio, que, al llegar con todas las cicatrices surgidas de ese largo sendero, te haga sentir realizado. Es tan fácil tirar la toalla que incluso asusta. Todos hemos llegado a un punto de nuestro vida en la que nos saturamos, nos paramos a pensar y nos cuestionamos para qué o quién estamos haciendo este esfuerzo. Sentimos que estamos subiendo una escalera infinita y un escalón más, a veces, supone dos menos. Sin embargo, nunca pensamos por qué empezamos, cuál fue el origen, qué chispa entró en nosotros para pensar que podríamos llegar al final. Bien, pues vengo a recordar que si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Si en un principio te marcaste un objetivo, ten el orgullo y fuerza de llegar a él. Empieza desde el fondo hasta llegar a lo más alto. Sé constante, el esfuerzo sin esta cualidad no es nada. Trabaja cada día un poco más. ¿Acaso Thomas Edison se rindió por que las miles de bombillas que diseñó no funcionaban? No lo creo.

Sube un escalón más y tres también. Nunca mires atrás, te marearás. El pasado condicionó tu presente para mejorar tu futuro. Venga, solo te queda un escalón. Ya está, lo has conseguido. Ahora sí que lo puedes decir: los sueños sí se hacen realidad.

 

2
0



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

AlphaOmega Captcha Classica  –  Enter Security Code